Era un viernes y todo el mundo se extrañaba de ver a Luisa en pleno centro de bogotà pintando el suelo de azul.
Finalmente me atreví a acercarme a preguntarle qué diablos hacía: Luisa dejó la brocha y, sonriendo, sacó un arrugado papel de su bolsillo.
Era un mapa político de América: en él Venezuela estaba pintada de rojo, Ecuador de verde...
Y Colombia de azul.
Finalmente me atreví a acercarme a preguntarle qué diablos hacía: Luisa dejó la brocha y, sonriendo, sacó un arrugado papel de su bolsillo.
Era un mapa político de América: en él Venezuela estaba pintada de rojo, Ecuador de verde...
Y Colombia de azul.
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