miércoles, 26 de mayo de 2010

SOBRE EL ALMA Y ESAS COSAS



Estaba escuchando música y viendo la poca vegetación que queda en Bogotá, (pues la verdad estaba poniendo mi atención a una loma, que está un poco quemada por los ardientes veranos del principio de año) y bueno lo cierto es que se me ocurrió una solución bastante eficaz para muchos que le temen a la muerte y como aspiro a publicar un libro, así sea este cuaderno (claro que para publicar esto ya puse como requisito principal mi fallecimiento, porque ¿se imaginan? ¡que vergüenza! No soporto las críticas para ser sincera…) ahí va la premisa: El alma a mi modo de pensar es como un árbol, permite que el mundo subsista, es la chispa, el sol que cada uno tiene en su ser (esto no es nuevo); sin embargo, muchos temen por su alma y por su castigo en el más allá.

Otros, más graciosos aún, dicen que el alma recorre ciertos lugares para despedirse..¡BLASFEMIA!

Recordar, es una facultad corporal porque viene del cerebro, el alma lógicamente no tiene razón, porque como ya dije es un árbol: ¿Y, cuando se ha visto que las matas piensen, se acuerden o se despidan?

Morir es hacer cuenta que el cuerpo va a dormir, uno que se va a acordar y si se sufre pues ¡bien! Ó más bien ¡mal!

A lo que voy es que en tal estado metafísico no se debe sentir, no se debe llorar, no se es feliz, porque esas son capacidades que solo tiene el cuerpo, el alma es un motor para que éstos fenómenos transcurran.

También puedo agregar que si en verdad existieran tantas almas (esto es para los que creen en el cielo y esas vainas) ¡¡¡no cabrían!!!

Pues en el infierno obvio, porque con tantas reglas que impone la santidad, yo creo que ni el Papa ha llegado a entrar. En vez de pensar en un cielo o en un infierno... ¿por qué no pensar en una reencarnación?

Eso sí puede pasar, y lo creo porque la humanidad debe de tener cierto tipo de ciclo para no estar tan superpoblados como parece ¿no?

Lo que guarda la estabilidad de las cosas. En serio, no deja de ser curioso que tantas vidas se parezcan de pasado a presente, que tengan muchos comportamientos y personalidades comunes…

Pero, lógicamente nunca lo sabremos, porque como ya dije, el alma no tiene la función de recordar, entonces no hay de qué preocuparnos, la mejor edad de vivir es la vida, y pensar en cómo morir y esas necedades sólo sirven para amargarnos, no creo que hagan mayor función para lo que en verdad necesitamos en éste momento. Deberíamos preocuparnos por problemas tan graves como la desigualdad o temas profundamente caóticos como la RELIGIÓN que tanto miedo y daño nos ha impuesto….


KORY G:

miércoles, 19 de mayo de 2010

Como debería ser el próximo presidente de Colombia



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Mi intención no es hacer publicidad a ningún candidato a la presidencia. Solo quiero mostrar a la ciudadanía cuales son las virtudes que debería tener la persona que liderará el camino de los colombianos por los próximos cuatro años (si no le da por reelegirse).

En época de elecciones presidenciales en Colombia, nos vemos extasiados del abanico de candidatos con diversas posiciones y corrientes políticas, lo cual puede ser bastante fortuito o al contrario, desastroso.

Liderando las encuestas, a primera vista, tenemos al populista y burgués, Santos; al académico e irreverente, Mockus; al individualista y persistente, Lleras; a la diplomática y soñadora, Noemí; al tímido y fuerte, Pardo; y al honesto y temerario: Petro.

Primero, quisiera enfocarme en la desviación que ha tenido la campaña electoral en los temas realmente trascendentales para el país, pues se ha dado bastante importancia a aspectos irrelevantes como su historial médico, sus creencias metafísicas o sus asesores publicitarios. Se están dejando en segundo plano ítems en los que deberíamos poner más atención a la hora de las elecciones y que son realmente cruciales para Colombia: la pobreza, el desempleo, la educación, las malas relaciones con nuestros vecinos, entre otras. Y es precisamente esos proyectos que el próximo presidente de Colombia debe ofrecer a sus votantes para la solución de estas necesidades y no ser el que más llame la atención por sus excentricidades o popularidad.

No menciono el tema de la seguridad estatal, pues todos los candidatos a primeras luces, se han mostrado de acuerdo en que es determinante para el desarrollo del país mantener la política de seguridad democrática del presidente Uribe, eso sí, haciéndole algunos cambios, no de fondo, sino mas de forma, dándole mas cabida a la concienciación y al apoyo del pueblo, y no al “boleo” indiscriminado de armas. Es por eso que nuestro presidente debe tener la capacidad para formular estrategias en momentos de crisis e incertidumbre y así mismo conocer los problemas internos que afectan al país.

Su hoja de vida debe contener una trazabilidad que lo lleve a conocer muy bien las necesidades del pueblo. Que demuestre coherencia entre lo que cree, lo que dice y lo que hace, que sea capaz de negarse ante la petición ilegal que le propongan los influyentes, o sus propios partidarios y que resalte el valor de la democracia y realmente asegure al hombre su libertad jurídica e individual.

El presidente de la republica, debe ser un ente honesto y correcto, que luche de frente y sin miedo contra el principal culpable de los flagelos de nuestro país: la corrupción, ya que a razón de esto el país sigue siendo un lugar violento y miserable, cuando podría llegar a ser una potencia por sus recursos, materias primas, etc.

Por otra parte, no podemos aprobar una política burguesa en la que los poderes económico y político, sigan en las manos de los grandes capitalistas, mientras el país se desangra entre desplazamiento, hambre y violencia; pero tampoco podría apoyar una política socialista, que trate de repartir riqueza, pues los malos ejemplos de honestidad que impunemente nos han dejado sus líderes no daría más resultado, que una absurda división de pobreza.

Lo que necesita Colombia es un Jefe de Estado con lo que yo llamaría una política de Capitalismo Social, donde se den las herramientas para impulsar la parte productiva e industrial del país, se reactive el campo y la agricultura y se les brinde la seguridad y el crédito a los pequeños y medianos empresarios, así como también, se proteja al pequeño industrial y al empleado, y se evite el monopolio de las grandes potencias económicas. No es quitarle al rico, es darle la oportunidad al pobre de que tenga también.

En definitiva, ninguno de los candidatos actuales reúne el 100% de lo que Colombia necesita, pues son demasiado lineales en cuanto a sus corrientes, creo que les convendría más una alianza de propuestas y un trabajo unificado hacia un mismo objetivo: el bienestar. Por ahora lo único que nos queda es seguir analizando a cada candidato, seguir leyendo e informarnos antes de votar, para así el 30 mayo ejercer nuestro derecho al voto con conciencia y responsabilidad, y como diría mi abuela: “Ojalá gane el menos peor”.





J. Ravelo

viernes, 7 de mayo de 2010

Sol-Edad



Y mientras tiro el cansancio en las sábanas,
y mientras deslizo el cuerpo en el sueño,
y mientras el peso del día se desploma,
voy a gritar tan alto hasta que nadie me escuche.