lunes, 24 de agosto de 2009

JUAN Y MARIA


Juan, el eterno enamorado de maria, era un joven normal: usaba anteojos, vestía discreto, vivía con sus padres, tenia un perro, leía, montaba en bicicleta, no tocaba ningún instrumento musical, le gustaban los comics, tenia mala ortografía y nunca aprendió a volar.
Maria era una chica especial, no era deslumbrante, ni típicamente hermosa, pero tenia el carisma y la simpatía que a muchas hermosas les suele faltar, no era voluptuosa, pero tenia unos ojos grandes, brillantes y profundos, que reflejaban gran seguridad y conducían directo al espejo del paraíso. Era ordenada y aplicada, con su despampanante sonrisa iluminaba los sitios donde estaba y los momentos de quien la acompañara, Pero, sobre todo, Maria volaba: era liviana, flotaba de un sitio a otro y eso ero lo que a Juan le encantaba. Ligera al compás del viento, recorría el mundo, si afán, sin torpeza y sin alas...
De vez en cuando le permitía a Juan volar junto a ella, lo tomaba de la mano y lo elevaba a su lado, pero en mas de una ocasión lo soltó en el aire para volar libre, pero el siempre cayó y simplemente se acostumbro a vivir con ello. A resistir los golpes del viento. Al volar, se veía simplemente hermosa, con sus desordenados cabellos y su rostro avivado por el viento que la acariciaba suavemente. Sin ayuda de nadie, Maria aprendió a levitar, a sortear los obstáculos del cielo con su rapido movimiento de manos y pies, despues de vencer duras caidas y derrotar a la gravedad con la fuerza de su imaginación. Y como lo dije anteriormente, Eso era lo que hacia que Juan amara con tanta locura a Maria. Pasado el tiempo, Maria lo cito en la esquina que apunta a la tienda donde venden esos panecillos cubiertos de azúcar que le gustaban tanto a Maria y que Juan acostumbraba a regalarle cada vez que se veían. Durante todo el tiempo que llevaban saliendo, Juan nunca pudo superar la emoción y el nerviosismo que le provocaba encontrarse con su amada, se vestía afanado y se acicalaba con la impaciencia de un adolescente, limpiaba sus zapatos, quitaba con destreza las motas de su ropa, lavaba su cara y se arreglaba el cabello, antes de salir de su casa sus manos ya se hacían húmedas, y como sucedía casi siempre, el estaba en el sitio del encuentro mucho antes de la hora pactada, la esperaba con paciencia, sin desesperarse, Maria solía llegar tarde, no se afanaba, se demoraba un poco, se hacia esperar, pero jamás le incumplió una cita, siempre terminaba por llegar.
Juan ya había alcanzado a revisar tres o cuatro veces el reloj, cuando de la nada a lo lejos, al otro lado de la plaza, por la esquina donde quedaba el colegio donde juntos habían estudiado, se dibujo la silueta de Maria; su instinto la podía reconocer a kilómetros de distancia en medio de una multitud. Ella, como era de esperarse, flotaba; se eleva ligeramente por encima del húmedo césped de la plaza, se acercaba lenta pero firmemente hacia el. De repente, una alegría desbordante invadió a Juan, no lo podía evitar, le sucedía frecuentemente con la presencia de Maria. Ella se acerco se sentó junto a el, pero no lo quiso besar, en sus mirada había algo extraño, no era miedo, era tristeza, no podía ver a los ojos a Juan, estaba inquieta, nerviosa, y de inmediato la zozobra invadió a Juan, ella no alargo el sufrimiento, fue directa y clara, en su vida había alguien mas, alguien que no la admiraba, ni la idolatraba, alguien que no la necesitaba para vivir, un alguien que si sabia volar, alguien en quien ella se podría apoyar, alguien que representaba para ella, lo que ella era para Juan. Era claro, ese era el día en el que Maria lo dejaba caer en pleno vuelo y no volvería a recogerlo, aunque pudiera parecer repentina la decisión de Maria, en el fondo Juan sabia que eso habría de suceder, sabia que Maria era demasiado valiosa para estar con un simple mortal como el, sin embargo el apelo la decisión, le dijo a Maria que la amaba, que no podía vivir sin ella, que no lo dejara caer, que era la luz de sus días y su abrigo en las noches, que entregaría su vida por ella, que no amaría jamás a nadie como la amaba a ella y que nadie la amaría mas que el. Ella respondio, como si ya lo supiera desde mucho antes, y que precisamente esas eran las razones para alejarse, para que el conociera mas personas y dejara su dependencia. Para ella respirar y no sentir que cargaba con una vida adicional a la suya que ya era bastante complicada. Lo beso en la frente, le deseo suerte y se alejo sin titubear, convencida de haber hecho lo correcto y con la certeza de que era lo mejor para los dos.
Juan duro inmóvil unos segundo, pensó en correr tras ella, pero una ola de sensatez se lo impido, respiro profundo, se limpio las lagrimas de sus mejillas y parpadeo para limpiar sus ojos, se puso de pie y trato de caminar.....pero no pudo. Inútilmente trataba de mover sus pies, se altero y su respiración se hizo mas rápida, sentía el palpitar de sus venas resonar en sus oídos, lo intento nuevamente, pero todo fue en vano. De repente su cuerpo se relajo, su corazón se hizo lento y sus pensamientos se alejaron de María, se sintió descansar, ya no sentía dolor, sintió que ya no necesitaba a aquel amor, suspiro y se alejo de esa plaza con la mirada esquiva. Y Desde la otra esquina con una sonrisa en los labios y húmedos sus ojos, Maria observaba a Juan alejarse, con los brazos extendidos y su rostro al cielo, libre, seguro y ligero; por primera vez volando.

viernes, 21 de agosto de 2009

ADIOS



Llegada la hora,
El instante preciso,
Vendrá en silencio,
No hará ruido.
Nos iremos despacio,
Hablaremos de amigos,
De días memoriosos,
De noches de olvido.
Caminaremos tranquilos
Entre los abismos,
Entre las sombras
De lo desconocido.
Se irán los otros
Vestidos de ausencia,
Llorarán tal vez,
Pero de impotencia;
De odio quizá,
O de indiferencia
Nunca lo sabré
Al cruzar la puerta

martes, 18 de agosto de 2009

EL VERANO DEL 92




Como pasa el tiempo, aun recuerdo con melancolía y cariño, el verano de 1992, cuando andábamos con los codos y las rodillas raspadas a causa de los juegos infantiles, a mediados de agosto, a pesar de las protestas y manifestaciones en contra, la alcaldía ordeno la demolición de la casa de los Gomez, que obstaculizaba la construccion del anhelado centro comercial, emblema de evolucion y progreso. Fue al siguiente día de la demolición que me divertí como nunca, con mis amigos de aquellos días jugamos horas enteras para ver quien encontraba mas tesoros entre las ruinas: algunos pedazos de juguetes cubiertos de gravilla, una foto en sepia de toda la familia manchada de tierra, maltrechos los libros de la biblioteca, una lampara de mesa practicamente intacta,una curiosa muñeca maltratada, los restos de un radio, y una infinidad de objetos con los que nos divertimos mecanismo.Pero un descubrimiento especial y que nos trajo realmente diversión e interminables horas de juego, además de hacernos recordar el verano de 1992 con tanto cariño, fue lo que encontré debajo de la pesada pared de ladrillo; un pequeño vestidito verde, ensangrentado, aun con la niña Gomez dentro...

miércoles, 12 de agosto de 2009

Le parapluie (el paraguas)- Tristan Masel

Llovía mucho sobre la calle principal, ella caminaba sin paraguas, y yo tenía uno robado, sin duda, de un amigo. Corri entonces a su auxilio, le propuse un poco de refugio
secando el agua de su palmito, y con un aire muy dulce, ella respondió "sí".
Un pequeño rincón bajo el paraguas, contra un rincón de paraíso, ella tenía la cara de un ángel.
El camino hizo que todo fuera tierno: escuchar los dos, el canto hermoso que el agua del cielo dejaba oír sobre el tejado de mi paraguas.
Habría querido un diluvio, ver sin cesar la lluvia caer, para guardarla, bajo mi refugio, cuarenta días, cuarenta noches.
Pero tontamente, hasta en tormenta, los caminos son diferentes, pronto el suyo hizo un giro ¡En el horizonte de mi locura!
Hizo falta que me dejara, después de haberme dicho mil gracias....Y la vi toda pequeña irse alegremente hacia mi olvido

LA PECERA

Que asco me producen,son como una plaga, una manada, un enjambre, se aglutinan, se amontonan. Me deslizo entre ellos con repugnancia, no los quiero tocar, ni siquiera oler.. pero es imposible. sus olores son fuertes, penetrantes y asfixiantes. Piensan como uno solo, se mueven juntos tras un mismo objetivo. se alimentan de lo mismo: basura, como rémoras se pegan a los cristales y parece que se nutrieran solo con ver lo que hay al otro lado, se alimentan de imagenes, secuencias, combinaciones, estilos, diseños, colores, texturas, prendas y articulos. No piensan!!... ¿quien piensa por ellos? Se mueven en todas las direcciones, con cientos de colores, formas y repugnantes perfumes. Cada ente quiere ser diferente y en esta luchaterminan siendo todos tan iguales.....la misma imagen en diferente color, no los puedo distinguir, no existe diferenciapaso a paso, cada ser se convierte mas despreciable que el anterior. Se estiran, se encogen, rien, hablan, gimen, incluso lloran, podría hacer un simil con los insectos y éstos ultimos ganarían en inteligencia notoriamente.... De pronto en un gran espejo encuentro mi reflejo, soy yo, y siento nauseas, ¿que hago ahi? tambien pertenezco a tal asquerosa masa. El temor pasa, da igual. Tambien tenia que alimentarme de la misma basura, me sigo arrastrando en una sustancia babosa, y continuo caminando por el centro comercial.

martes, 11 de agosto de 2009

TRANSPORTE URBANO

Viajar en transporte urbano es en ocasiones agradable, tienes oportunidad de hablar contigo mismo, de tener espasmos filosoficos, y tambien es un buen momento para leer un poco o para interactuar con tu propia especie.
Era sabado, subia al bus, me sente en el lado de la ventana,estuve inerte un buen rato, pero sabia que el viaje seria bastante largo, subi mis rodillas contra el asiento del frente en una posicion muy comoda pero un tanto maleducada saque un libro y me introduje en el. Estaba bien muy a mi gusto, sin embargo una hermosa jovencita se subio, y logro sacarme por un segundo de mi lectura, realmente era hermosa, pero antes que lograra dar vuelta, ya habian caido mis ojos de nuevo al libro, me parece en exceso grotesco observar una mujer como un postre en una vitrina, trato en lo posible de nunca hacerlo. Se sento a mi lado, no es raro, me suele suceder, y no creo que las mujeres bonitas se sienten a mi lado por que sea guapo o algo por el estilo, creo que me sucede por que a primera vista puedo parecer inofensivo, no les represento un peligro, creo que es es la razon.
Por un largo trayecto ninguna novedad, muy tarde me di cuenta que mi posicion en la silla resultaba bastante graciosa, estaba doblado, acomodado como un caracol, de enderecé, me sente como una persona normal. Senti sus ojos en el libro, tenia su mirada en mi libro,ella trataba infructuosamente de ver que estaba leyendo, ¿con que derecho lo hacia? ¿el ser bonita no le da derecho a inmiscuirse en los asuntos de un completo desconocido? Yo segui consumiendo palabras del libro sin sentido, leia pero no entendia, mi mente estaba en otro sitio, odio cuando eso me sucede, no puedo detener mi lectura, pero se que no estoy concentrado, no estoy entendiendo y mas temprano que tarde tendre que regresarme dos o tres renglones para poder ingresar de nuevo al mundo que hay dentro de libro. Mientras mi mirada seguia en el libro, me puse a pensar, por la forma en la que vestia la jovencita, por el sitio donde se subio el bus, su cabello, su olor, su maquillaje, toda en si daba un solo y claro mensaje."soy bonita, pero soy realmente bruta" se veia tan hueca, la unica ecuacion que podria solucionar seria la de la combinacion de su sobrecargado maquillaje.
Casi una pagina entera, y aun podia sentir su cabeza clavada en las paginas del libro. No se como se me pudo ocurrir que una niña de ese estilo, bien se podria sentir atraida hacia un aburrido con anteojos que lee en un bus, podria serle exotico, no estaria familiarizada con los libros. no pude resistirlo, tenia que comprobar mi teoria. levante mi cabeza, y la vi directamente a lo ojos, eran claros, brillantes, en su rostro se veian las huellas de una vida no tan facil, era una niña humilde, bonita, pero no brillante. Nos vimos por unos segundos, no se inmuto, me sostuvo la mirada, no lo resisti, como un idiota cai, como el mas grande de los tontos, le sonrei. Me debi ver patetico, fue gracioso, ¿por que tenia que sonreirle? no habia motivo. Ella ostentosa, prepotente, con una seguridad que le envidie, no parpadeo, no respiro, solo abrio la boca para soltar una bomba sobre mi.
-"no me gustan los cerebritos"- dijo.
El vivo ejemplo de cuanta arrogancia puede almacenarse en un cuerpo humano, inconcebible que una cara tan bonita pueda guardar tanta prepotencia que no puede ser sostenida con inteligencia. No obstante me logre recuperar muy rapido del golpe bajo que acababa de recibir, y con una frase trate de compensar mi derrota:
_" a mi si, como un cerebro cada mañana o cada vez que puedo"- No le pude ocultar una nueva sonrisa, me senti triunfante ante una respuesta tan ingeniosa, y ella no puedo esconder tampoco su cara de desagrado, aunque a estas alturas no se si realmente entendio mi respuesta. dos cuadras mas se bajo del autobus y pude continuar leyendo sin que nada me interrumpiera. Desde ese dia trato de viajar en trasporte urbano lo mas seguido posible, uno nunca sabe que aventura le este esperando en el proximo viaje.

martes, 4 de agosto de 2009

ESCRITO DE MADRUGADA

Quiero sentir la tibieza de tus suaves manos,
Quiero sentir el aliento de tu boca rosada,
Que se hagan nudo las lenguas, en lo mojado de un beso,
Que los vidrios de tu casa se empañen con tu sudor,
Que nos lleven a la cárcel por atentados al pudor,
Que te cambio mis poemas, por besos toda la noche,
Que me bañes en saliva que comience la batalla,
Por lo menos en esta vida no pienso tirar la toalla,
Que estés tu donde estés, mi corazón se te alquila,
Que ahora que estas en mi mundo, no te vayas vida mía.