miércoles, 19 de enero de 2011

Tu Aliento A Cigarrillo


Y estuve ahí toda una tarde sin pronunciar palabra, fastidiada del calor que el intenso verano siempre trae, las ventanas estaban abiertas, quizá podía correr un poco el aire pero yo no lo sentí, estaba concentrada en tus ojos, en tu firme mirada, y mientras soltabas el humo que anticipadamente había estado en tu respiración, lo dejaste caer, era tu tercer cigarrillo a medias. Frotaste tus manos y en seguida me dio prisa, esas ansias que le suelen dar a los adictos y de repente necesité un sólo plon de tus besos, de ese sabor a nicotina entumecido y casi escondido, de ese olor que me hace sentir plena por dentro, de ese olor que me permite absorber paso a paso tu cuerpo y atraparlo en el fondo de mi.

Tan solo querías huir y por ello buscaste mis ojos, y así nos escondimos uno frente del otro, me recosté en ti, y no pude ocultar la verdad de mi amor, seguíamos atrapados en las cintas que sostienen las manos de los enamorados, miramos el techo sin coherencia alguna, me abrasaste y fue así como descubrí que tus brazos me empezaban a refrescar, que ya no maldecía el día y el sofocante calor, que ya no me fastidiaba el ruido de la calle, que ya tenía toda la paz deseada y que me sentía como esa canción que dice que el cielo es nada, cuando te detienes a mirar las estrellas, luego te dije que no me gustan los vicios, pero que debía confesarte que me estoy volviendo incorrectamente partidaria del cigarro que desprenden tus labios.

Köry Gómez G

No hay comentarios: