miércoles, 16 de junio de 2010

Hoja de Vida




Tengo los labios lo bastante rojos y lo bastante gruesos para un muy buen beso, pero hoy el color no se apodera de ellos y están algo demacrados.

Tengo las mejillas lo suficiente popochitas, lo suficiente rosaditas para prescindir de una ayuda extra, como el rubor, pero hoy el reflejo de éstas son solo un amarillo crema que recuerdan el agotamiento y el sin sabor de la soledad.

Mis ojos, aún coquetos y brillantes como siempre, están acompañados por una sombra de casi un centímetro y una sobre elevación de parpados que algunas personas llaman bolsas, aquellos costales que siguen recogiendo lagrimas y acumulan cansancio por la falta de sueño.

En fin, lo que sirve para respirar nunca ha funcionado del todo bien, entonces no hay de qué preocupar, sigue siendo chiquita y normalita.

La cerca de los dientes ya poco o nada me importa, una sonrisa conmueve y aflora sentimientos inimaginables, sin importar el desorden en el que se encuentre.

El cabello es hasta bonito, negro, liso, esponjado, con caspa (¡químicos¡ creo yo) no hay piojos, para infortunio de algunos. ¿Qué más puedo decir? La mayoría de veces huele bien o normal.

De ahí para abajo las cosas se ponen aburridas, manos feas, pies inmundos por lo demás ¡ni qué hablar!
Por eso abrigarlos con un busito café, un pantalón naranja y unas pantuflas de osito, se convierten en la mejor opción de sobrellevar un domingo con gripa, mucha lluvia y poca televisión.

KTGG

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