viernes, 29 de enero de 2010

ÀMALA


Ve tras ella,
su sombra se prolonga
entre el papel, el pensamiento.
Síguela hasta el cansancio,
hasta que los párpados duelan,
las manos se cansen,
el corazón se detenga.
Mírala,
el mar está en sus ojos,
en sus caderas el cielo,
sus dedos acarician el sueño
donde descansan tus intentos.
Ámala
entre desvelos, delirios, ecos
de sus voces aquí dispersas.
Entrégate
sucumbe ante ella
muere de amor
como ratón silvestre.

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